…¿no es la misma la sangre que en los combates se derrama y la que circula por las venas de toda la nación?
Henry Dunant en Recuerdo de Solferino.
El Derecho Internacional Humanitario (DIH), es una rama del derecho internacional que se encarga de regular las relaciones entre las partes de un conflicto armado, ya sea este de carácter internacional o no internacional. Sus objetivos son limitar los medios y métodos para hacer la guerra y proteger a las personas que no participan o han dejado de participar en las hostilidades.
La historia del DIH, se puede remontar al momento en que las primeras aglomeraciones de personas solucionaron sus conflictos a través de la violencia y bajo la costumbre de hacer y no hacer, se establecieron reglas no escritas en el ejercicio de la violencia. Los libros sagrados ya hacían referencia en su momento a ciertas limitaciones en el desarrollo de las guerras y a lo largo de la historia, fueron las mismas partes en conflicto las que limitaron sus derechos en el combate, por ejemplo, no atacar directamente a mujeres y niños.
Sin embargo, en el siglo XIX las reglas de la guerra toman un rumbo que nos es vigente hasta nuestros días, y que tiene que ver, primeramente con la necesidad de tener reglas escritas y no sólo basarse en las costumbre, y en segundo lugar, en la necesidad de limitar los daños que se pueden causar al enemigo; es decir, en la guerra, no todo se vale.
En 1859 ocurrió la batalla de Solferino, entre el ejército francés y el ejército austro-hungaro, y el nombre de Henry Dunant, comerciante suizo, se posiciona como relevante, no por ser miembro de alguno de los ejércitos, o por realizar grandes hazañas militares, sino porque después de ayudar a los militares heridos en esa batalla, decidió escribir un libro con sus memorias llamado «Recuerdo de Solferino«, en el que expone lo siguiente:
“¿No se podría, en tiempo de paz, fundar sociedades cuya finalidad sea prestar, o hacer que se preste, en tiempo de guerra, asistencia a los heridos? ¿No sería de desear que un congreso formulase algún principio internacional, convencional y sagrado que sirviera de base a estas sociedades?”.
El libro y esas preguntas, hicieron eco en personalidades de la sociedad Suiza, el presidente de la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública, Gustave Moynier, el General Guillaume-Henri Dufour, dos médicos de apellidos Appia y Maunoir, junto con Henry Dunant, conformaron un comité en 1863 para impulsar las ideas de este último.
De ahí, surge lo que hoy conocemos como el Comité Internacional de la Cruz Roja, y las Sociedades Nacionales de Socorro, o como las conocemos el día de hoy, «la Cruz Roja» de nuestros países. Estas sociedades nacionales, estarían conformadas por personas que voluntariamente apoyarían a los militares heridos en campaña, mientras que el Comité, se encargaría de promover a nivel internacional la creación de estas sociedades nacionales y la adopción de un tratado con el que se respetara a dichos voluntarios.
Actualmente, el Comité Internacional de la Cruz Roja es una organización neutral, imparcial e independiente, con la misión exclusivamente humanitaria de proteger y asistir a las víctimas de conflictos armados y de otras situaciones de violencia. Asimismo, se encarga de prevenir el sufrimiento mediante la promoción y el fortalecimiento del derecho y principios humanitarios universales.
El Comité, impulsó la adopción el 22 de agosto de 1864 del «Convenio de Ginebra para el mejoramiento de la suerte de militares heridos de los ejércitos en campaña», y es ese texto, con el que formalmente el Derecho Internacional Humanitario ve la luz en su forma convencional. En él, se establecían una serie de medidas que deberían tomar en cuenta los Estados signatarios para proteger a los militares heridos y detrás de este texto, se llevaron a cabo diversas negociaciones entre los Estados y el Comité.
La idea del Comité, era crear un tratado que se encargara de proteger a los miembros de las sociedades nacionales de socorro a partir del reconocimiento de su neutralidad y que se formaran dentro de los ejércitos, servicios sanitarios debidamente institucionalizados. Después de la Guerra de Crimea (1853-1856) el único Estado que tenía dentro de su ejército un servicio sanitario era Inglaterra, por lo que la labor era mayúscula.
Después de innumerables reuniones y discusiones entre los Estados participantes en la Conferencia que dio pie al Convenio de Ginebra, se acordó un texto de solamente 10 artículos en el que reconocía la neutralidad de las ambulancias y hospitales militares, así como del personal sanitario y capellanes; se establecía que los habitantes del país que prestaran socorro a los heridos sería respetados y permanecerían libres; que los militares heridos o enfermos serian recogidos y cuidados, sea cual fuere la nación a la que pertenecieran; y se adoptaba el emblema de la cruz roja sobre fondo blanco como distintivo del personal sanitario.
Portada del Primer Convenio de Ginebra.
El Primer Convenio de Ginebra fue firmado por los representantes de doce países: Gran Ducado de Baden (sureste de Alemania), Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Gran Ducado de Hesse-Darmstadt (Alemania), Italia, Países Bajos, Portugal, Prusia, Suiza y Wurtemberg (Suroeste de Alemania).
De esta forma, el Derecho Internacional Humanitario se encuentra ligado, de forma casi inseparable, de los asuntos militares. Su origen tenía como objetivo proteger a los propios militares cuando estuvieran heridos en campaña y proteger a quienes les atendían respetando su neutralidad. El Primer Convenio de Ginebra fue el primer esfuerzo exitoso en lograr comprometer a los Estados, ha respetar y hacer prevalecer un mínimo de humanidad en las guerras. Y esa sea, posiblemente la mejor descripción del DIH, reglas para mantener un mínimo de humanidad en las situaciones más violentas.
No hay que olvidar, que la protección de personas que no participan o que han dejado de participar en las hostilidades, no es el único objetivo del DIH. La Declaración de San Petersburgo de 1868 para prohibir el uso de ciertos proyectiles en tiempo de guerra, representa un esfuerzo casi similar al del Primer Convenio de Ginebra respecto a la limitación de medios y métodos de guerra y le siguen los Convenios de La Haya de 1899 y 1907 relativo a las leyes y costumbres de la guerra terrestre y de ahí, decenas de tratados que prohiben o limitan el uso de ciertos métodos y ciertas armas.
Las reglas de la guerra enfocadas en la protección de personas y bienes tuvieron una activa y constante evolución a partir de su surgimiento. Después de 1864, vinieron otros Convenios de Ginebra para proteger a los náufragos, a los prisioneros de guerra y culminaron con la adopción en 1949 de los cuatro Convenios de Ginebra, incluyendo el que protege a las personas civiles. Si bien, el 12 de agosto se celebran 70 años de estos Convenios, en agosto también se conmemora el 155 aniversario del Primer Convenio de Ginebra, el texto que permitió la evolución del DIH como lo conocemos el día de hoy.
Este es el primero de siete artículos que conforman el especial «70 años de los Convenios de Ginebra» en Seguridad y Ciudadanía.
*Para conocer más sobre la historia del Primer Convenio de Ginebra y del Comité Internacional de la Cruz Roja, recomiendo el siguientes texto: Boissier, Pierre (1963) De Solferino a Tsushima, Historia del Comité Internacional de la Cruz Roja.
** Curso en linea sobre Derecho Internacional Humanitario: https://campusvirtual.crc.edu.co/mod/resource/view.php?id=6568
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